Los iconos no se pintan, dirán los iconógrafos, los iconos se escriben y llevan consigo un lenguaje simbólico que hay que conocer.

Este icono fue encargado a una mujer iconógrafa con las siguientes indicaciones. En lugar de un corazón poner la Eucaristía como una invitación a ser celebrada,comulgada y adorada. El color azul del manto expresa la humanidad de Jesús, cien por cien humano. La divinidad expresada con el color rojo habla del fuego de amor de su divinidad: “He venido a traer fuego al mundo y ojalá estuviera ya ardiendo.” (Lc.12,49)

he venido a traer fuego al mundo y ojala estuviera ya ardiendo. Es el Espíritu Santo ese fuego que nos lleva a vivir con los sentimientos del Corazón de Jesús. Jesús es cien por cien divino. No queremos en Cor Iesu ni mutilar su divinidad, ni su humanidad.

Los ojos grandes de Jesús es una llamada a una mirada contemplativa, como diría Teresa de Jesús: mirar como Él te mira.

Es un icono para ser contemplado que aviva en nosotros la entrega en la vida consagrada para que seamos santos e irreprochables ante Él por el Amor.